miércoles, 21 de agosto de 2019


ANEDOTAS MARINERAS

“SIN NOVEDAD MI ALMIRANTE”

A mediados del año 1980 llegaba a la ciudad de Santiago, al centro de telecomunicaciones de la armada, proveniente del centro naval de instrucción de  reclutas en donde había terminado mi periodo de instrucción militar. Ya que me encontraba realizando mi servicio militar. Y estaba de transito por ese lugar ya que mi destino final era la escuela de abastecimiento y servicios ubicada en Valparaíso. Pero lamentablemente la  estadía que al principio era de 24 horas se prolongaría por 3 meses. Fue lo que nos comunicó el sargento de guardia a  mi grupo de 15 conscriptos  y  el resto de mis compañeros siguió su rumbo a la quinta región. Faltaba personal de relevos  y por lo tanto debíamos servir de apoyos especialmente apostados haciendo guardia.Durante la mañana nos hacen una división x por toda la repartición  para que conociéramos las dependencias. Y durante la tarde me asignan a la guardia azul en donde conozco a mis jefaturas y compañeros de guardia. Además cada tres días debía estar de guardia las 24 horas de acuerdo al rol de turnos y lugar que me asignaran.   Con el correr de los días comienzo a conocer con más detalles la repartición  y    desempeñarme en diferentes puestos: apostado en control de acceso sector norte, ordenanza  guardia principal, mensajero del 2do comandante, ayudante de cocina, ranchero. Llevaba alrededor de dos meses con mi rutina diaria y según mi rol de turno para  el día sábado 13 de marzo del presente año, me correspondía estar apostado de 08:00 a 12:00 horas durante la mañana y en la noche debía entrar de  20:00 a 00:00     Y el sargento de guardia  me asigna apostado en el sector norte, lugar que estaba ubicado en la parte trasera de la instalación en donde habitualmente ingresa personal que pertenece a la  armada y  que vive junto a su familia al interior en la población naval, además del ingreso de proveedores, visitas  y personal de planta que transita a diarios tanto al ingreso como al salir franco. durante la noche había tenido una guardia  tranquila, miro mi reloj y eran las 22:30 horas el cielo estaba estrellado y una temperatura agradable. Que grato me dije y además  ha pasado rápido la hora me quedan solo 1:30 horas y me voy a descansar y dormir. Pero de pronto ocurre algo inesperado, aparece de improviso un vehículo de  color negro marca mercedes Benz  con sus vidrios polarizados y se estaciona frente a la portería, a primera vista no me era familiar ni de quien podría ser su dueño así que salgo raudo a fiscalizar a esa visita. Y me coloco por el lado del conductor, y al observar mi presencia esta persona  procede a bajar el vidrio y logro apreciar a una persona adulto mayor  vestido de civil y viajaba solo, le doy el saludo correspondiente, buenas noches señor y le pregunto a qué se debe su visita, me responde  con una voz fuerte y entre cortada que viene a visitar al comandante Riquelme por una reunión de camaradería. Muy bien señor le respondo y le solicito que me facilite su identificación, se lleva la mano a su chaqueta y saca su tarjeta de identificación y me la pasa, la tomo en mis manos observo su fotografía y su nombre y para mi gran sorpresa decía almirante Maldonado, era nada menos que el comandante en jefe de la armada. En tres tiempos le devuelvo su credencial me pongo firme, juntando mis  botas y  haciendo sonar los tacos sacando chispa y procedo a rendirle honores con mi fusil m16 en porte, y le doy las novedades correspondiente, diciendo la frase” sin novedad mi almirante en el sector norte”. A continuación me responde continuar marinero, me retiro hacia la portería y procedo a levantar la barrera de control. Para que ingrese a la repartición. Acto seguido tomo el teléfono y  me comunico con el cabo de guardia de la oficina central y le comunico lo acontecido.Una vez más tranquilo y con la adrenalina controlada, me quedo pensando la gran experiencia de haber conocido y controlado en persona a nuestro almirante. Ya que solamente lo conocía a través de la televisión y el periódico. Había pasado alrededor de una hora de aquel acontecimiento y pronto a entregar mi turno cuando aparece el sargento de guardia acompañado del cabo y dos marineros. Y me dice tienes que entregar el turno ahora, tú fusil y acompañarme de inmediato  a sala de guardia hablar con el teniente Pérez. Quede atónico no sabía que pasaba, que estaba ocurriendo con migo se me cruzan miles de ideas por mi mente  estaba aterrado, me trasladan en calidad de detenido y nadie me dada alguna explicación y todos me miraban con cierto desprecio y desconfianza por el semblante de sus rostros y de sus ojos. Llego por fin a la sala de guardia que era un trayecto relativamente corto que para mí en ese momento se me hiso eterno. El sargento ingresa a la oficina del teniente Pérez y me dejan en el pasillo a la espera custodiado por el personal. Atraves de la puerta lograba escuchar los gritos  y llamado de atención que le propinaba el teniente diciéndole toda la guardia está cuestionada, quedo por el suelo, perdimos el control, que pasara con mi carrera va estar condicionada por tu irresponsabilidad y mal manejos del personal, pusiste a un conscripto mote  sin experiencia con poco tiempo en la repartición y  recién salido de instrucción. En un puesto estratégico de harto movimientos y especial por el ingreso de visitas. Ahora todo el personal de la guardia pasara al libro de castigo. El sargento solo atinaba a decir disculpe mi teniente no fue mi intención. De pronto se abre la puerta y sale el oficial y en su rostro se notaba su rabia  y de sus ojos parecían salir chispas  me dice con un tono autoritario y prepotente marinero tiene que  acompáñame hablar con el comandante  Riquelme a su oficina. Durante el trayecto pude juntar los cabos sueltos y hacerme una idea de lo se trataba todo este tremendo operativo al parecer la cosa es grave, fue por el ingreso de mi almirante a la repartición. Llegamos a la oficina del comandante y el teniente se notaba tenso, nervioso, preocupado  en cambio yo me encomendaba a dios y le pedía con toda mi fe que me protegiera y que  todo saliera bien. De pronto del  interior se escucha una voz suave que nos invita a que ingresamos a la oficina, pasen adelante.   El teniente saluda y pide permiso al más antiguo para ingresar, seguidamente lo hago yo. Y para tal sorpresa se encontraba acompañado con el almirante en una actitud  relajada y de camaradería compartiendo unos tragos, picadillos fumando un puro y jugando al cacho. Acto seguido el teniente se dirige al comandante y le dice mi comandante aquí le traigo al marinero que estaba apostado de guardia en el sector norte. Perfecto dice el comandante pero el que desea hablar con él es mí almirante quien solicito que lo trajera a mi  oficina, se pone de pie mi almirante y me dice marinero póngase en descanso y dígame su nombre y grado, le respondo marinero 2do conscripto naval  Pedro Cáceres npi: 88888888.  Llevo cuatro meses en la armada y aquí en esta repartición dos meses. Termino de decir esto cuando mi almirante mi dice bien marinero lo cite a mi presencia por que deseo felicitarlo personalmente por su espíritu militar, su entrega y profesionalismo en el desempeño de sus deberes militares que quedó demostrado cuando me fiscalizo al ingreso de esta repartición, me estira su mano y me dice lo felicito marinero. Le respondo  apretando su mano y le digo gracias mi almirante. A continuación se dirige al comandante y le dice este el tipo de persona que la armada necesita, coloca en su hoja de vida una anotación positiva de acuerdo a lo acontecido, además le haré llegar mis felicitaciones al jefe del centro naval de instrucción de reclutas por su excelente formación e instrucción militar con el personal de conscriptos, Si usted desea hacer una carrera naval y continuar en la armada las puertas están abiertas, aquí está mi tarjeta con el número de mi asesor personal  para  cualquier cosa que necesite. Le contesto gracias mi almirante por sus palabras me siento honrado y orgulloso de poder servir a la armada y de poder cumplir con mis deberes y obligaciones militares. Seguidamente hago abandono de la oficina con una sensación extraña de dulce y agraz, hace un instante poco menos me querían crucificar por parte del oficial de guardia por un mal entendido de su parte. Y ahora salgo con la frente en alto muy orgulloso y campante de estar haciendo bien mi trabajo y ser reconocido nada menos que por mi almirante. Una vez en la sala de guardia el teniente se nota bastante tranquilo y relajado le cambio el semblante de su cara, no atina a decirme nada quizás por vergüenza o por orgullo de haber hecho el ridículo y haber creado una gran tormenta en un vaso de agua. Solamente me dice que me puedo retirar. Me dirijo hacia el entrepuentes a descansar eran pasada la media noche había tenido una noche agitada y difícil de olvidar por lo tanto no podía conciliar el sueño me desvelaba y pensaba en lo que había pasado, a duras penas logro quedarme dormido y cuando estaba en un sueño profundo me despierta el toque de diana del cabo de guardia. Alza arriba marinero y a continuar con mi rutina diaria. Durante el transcurso del día comienzan el personal a enterarse de lo ocurrido la noche anterior y comienzan  hacerme las preguntas de rigor, a recibir felicitaciones por parte de mi contingente y sentirse orgullosos de que su carreta deje bien puesto el nombre de los conscriptos navales, el resto del personal  me observa con cierto asombro e incredulidad. A la semana siguiente nos informan que nuestra estadía había llegado a su fin, nuestro transbordo había llegado y debíamos seguir con rumbo a la quinta región y continuar con mi servicio militar                                                                                                       


                                                            EL IMPARCIAL